50.-EL DOLOR DE YA NO SER

En otros post he dedicado algunos conceptos a la función de la Ciencia resaltando -en mi opinión- uno de sus rasgos más importantes: la previsión de la ocurrencia de fenómenos que ponen en riesgo la vida de los seres humanos. En la misma línea de razonamiento, las ciencias médicas no solo deben curar los enfermos sino, además, procurar evitar epidemias, infecciones u otras pandemias que atacan la salud de la Humanidad.
Es evidente que una mejor salud, considerada exclusivamente desde su carácter médico, debe ir en paralelo con la presencia de factores de desarrollo, tanto social como cultural. Una mejor salud comunitaria va de la mano de una mejor y mayor educación, de trabajo y vivienda dignos, de un mejor posicionamiento de cada individuo en el escalafón socio cultural de su entorno.
Por algo los grandes males de divulgación masiva tienen preferencia por atacar a los pueblos mas desguarnecidos, sin coberturas médicas, sin culturas de salud y con paupérrimas condiciones de higiene, aunque convengamos que no son patrimonio exclusivo de la pobreza: hay SIDA tanto en el primer mundo como en el tercero, y ni la humilde o fulminante gripe tampoco respeta límite económico alguno.
De lo que no me cabe duda es que -sea cual fuera el ambiente socio-cultural-, la Medicina es la locomotora en la toma de decisiones en lo que refiere a la Salud humana. Ese campo es responsabilidad de los profesionales de la Salud.
Y el derecho a la salud –y en consecuencia a una atención calificada y digna- es uno de los mas sensibles en los seres humanos. (Como dicen nuestros mayores: con la salud no se juega…) En este campo nos ubicamos los “usuarios”, los que ahora somos mas que nada un numero en una Mutualista que nos cobra con rigurosidad cada mes y que no tiene empacho en darnos de baja al segundo sin pagar.
Esos…. años atrás, éramos los “pacientes”….En fin, todo cambia.
Dos campos en los cuales sus protagonistas deben asumir una fuerte responsabilidad y aquí, en esa relación médico – paciente, está el centro del tema. Las acciones de todos los involucrados deben dirigirse a que esa relación se incremente para bien, y no que se degrade para mal…
La Salud en el Uruguay en cualquiera de sus dos vertientes (pública y/o privada) parecería estar siempre destinada a estar sobre el tapete, y lamentablemente, debido a hechos negativos que la sitúan en casi permanentes situaciones conflictivas, como lo estuvieron hace poco los médicos anestesistas, o todo el sindicato de médicos amenazando con una huelga general, centenares de operaciones oncológicas postergadas, muchas de ellas a niños, y ejemplos sobran.
Y cuando en la Salud surge un problema que impide o decae en calidad y/o en cantidad la atención a los enfermos, no importa tanto si ese problema es de resorte estatal o privado. Esa es una cuestión meramente administrativa. No es la población la culpable de que en Uruguay los sectores involucrados (Estado, Mutualistas, Agrupaciones médicas sindicales), se tiren bombas, se miren de costado y trabajen de espaldas!!!!!!
Desde hace poco se ha implementado el FONASA y muchos uruguayos han visto reconocido su derecho a una mejor atención médica. En el sector privado, las Mutualistas o Cooperativas de atención médica que se prepararon para recibir a los nuevos socios están hoy día abarrotadas de usuarios: crecieron en infraestructura y en número de empleados y de profesionales para atender a la avalancha que se produjo en los últimos años.
En el sector público, creo que ha habido adelantos en el sistema de salud. Pero…..me pregunto….se prepararon adecuadamente los centros de salud? La realidad del Maciel, o del Pasteur, por poner dos ejemplos, es muy diferente a la de años atrás?
Tengo la impresión que si bien se hacen mejoras, siempre estamos lejos del lugar en que deberíamos estar!!!
Igual así, hay logros resaltables: miles de uruguayos han recuperado la visión por las operaciones realizadas gratuitamente, existen programas para la mejoría de la salud bucal, hay hospitales del interior que son ejemplares, percibo una mayor descentralización de la atención médica aunque no creo que todavía se haya llegado a cortar el cordón umbilical con los centros de atención montevideanos.
Pero hay un ingrediente reciente respecto a como ve la población a los profesionales de la Salud, y es el de las gestiones empresariales por parte de los médicos –muchas veces exitosas pero otras tantas lamentables fracasos y ejemplos de mala gestión- que hace a la gente dudar y hasta mirar con recelo la conveniencia de la simbiosis de ambas facetas: médico y empresario de la salud.
Es que -en mi concepto-, la línea que con un tinte ético separa (o une) ambas actividades es tan delgada como delicada, al abarcar no solamente los aspectos profesionales sino también los empresariales.
Por otra parte, no cabe duda que el fuerte corporativismo de los médicos uruguayos actúa como una barrera justamente ubicada en el lugar donde debe encontrarse el clásico puente médico – paciente, un vínculo ancestral que se ha deshumanizado en los tiempos en que vivimos. Un vínculo de confianza personal que se extendía a toda la familia, de conocimiento mutuo, afirmado en el tiempo y reafirmado por la conversación mano a mano, frente a frente, a cualquier hora y sin apuros....
Hasta con un color religioso y aroma de confesionario.
Pero, todo esto ha cambiado, en gran parte.
Y no me cabe duda que la Sociedad se apena de sentir que no puede recomponer esa tradicional y más humana relación médico - paciente.
En gran parte del colectivo nacional puede actualmente palparse un verdadero sentimiento de perdida de confianza en la Medicina ortodoxa, provocando como contraparte corrientes de simpatía y adhesión a otras alternativas, sean ellas científicas o no.
Creo que necesitamos una Política de Salud con un fuerte acento humanista, con integración profesional pero solidaria de los sectores involucrados sin cortes sociales horizontales, con una verdadera preocupación por la prevención de las enfermedades del pueblo uruguayo.
A pesar de todo, debo reconocer que aún quedan ejemplos que me hacen pensar que se puede reencontrar aquella relación mas humana, que nos atiendan sin mirar el reloj, como cuando allá por los años 60, el médico de mi pueblo, que no tenia auto ni charré ni caballo, llegaba siempre, a cualquier hora que se le llamara, sin órdenes, sin tickets, y muchas veces sin esperar la recompensa económica porque en mi hogar tan humilde el rubro Salud estaba siempre en cero….
Los tiempos cambiaron y no podemos pretender que un profesional regale su trabajo, no se trata de eso. Tampoco se trata de intentar obtener salarios del primer Mundo en nuestra realidad de hoy.
En fin, lo rescatable al menos en lo personal, es que, pocas veces nos sentimos tan protegidos como cuando el médico va a casa, se sienta al borde de la cama y nos pregunta:
-Vamos a ver, cuénteme: ¿qué le duele?
Porque no le quepa duda, que todavía quedan de ésos, sí que quedan.