(Post dedicado a mi entrañable amigo don Arturo Dorner, por su sensibilidad y sapiencia.)
A veces me pongo a pensar acerca de los artistas y su rol en
la Sociedad, tratando de entender la función de quienes se ubican frente a un
público a exponer su obra, y lo hacen a través de música, poesía, canción,
danza, mímica, pintura, escultura, grabado, marionetas, y tantas otras
expresiones artísticas que el Hombre ha manejado desde los albores de su
estadía en la Tierra.
Es probable que me exprese con mayor comodidad desde mi
costado de músico y que ese sesgo me lleve a omisiones u olvidos por los cuales
me adelanto a pedir disculpas.
Hay una diferencia entre ser un buen profesional y ser un
artista; es fácil ser lo primero, o sea
cuidarse, cuidar su instrumento, ser responsable, estudiar, vestirse
adecuadamente, etc. etc.
Pero ser un artista es, en mi concepto, bastante más que
eso.
Un artista es el escalón final del desarrollo de un buen
profesional, ya que para llegar a serlo en el cabal concepto que entiendo del
mismo, aquel debe agregarle un plus que va mas allá de sus cualidades
profesionales.
Un artista debe tener opinión no solo de su arte, sino de
otras temáticas. Un artista piensa lo que va a decir, lo dice, y luego debe
tratar de ser consecuente con su pensamiento. Y no se le achaque dificultades
de expresión, o léxico insuficiente si alguno las posee: no se necesita ser un
escritor o tener grandes títulos para decir su verdad, su público lo va a
entender…
Un artista debe tener conceptos. Un dato sin un concepto de poco sirve: los datos
se repiten y son siempre los mismos. Pero un concepto aplicado a un dato es
información, y eso es valioso.
Un artista debe tener posiciones filosóficas, religiosas,
políticas, y otras bien definidas, que no quiere decir que deban
manifestarse de forma implícita en su
obra, pero que por poseerlas, pesaran en la elección de sus caminos, en la solvencia
para defenderlos y en la convicción para recorrerlos.
Un artista debe tener pleno convencimiento de su propuesta.
Solo así podrá convencer a la audiencia de “su verdad”, de la que él defiende. Y
debe plantearla con honestidad, con
conocimiento de su potencial, reconociendo y aceptando cuales son los límites a los que puede llegar.
Un artista debe tener autenticidad. Mas allá de la
representación y el sentimiento de lo que propone, debe ser el mismo tanto abajo
como arriba de un escenario, tanto en su taller como cuando expone sus obras en
una Muestra. La vestimenta no puede enmascarar su personalidad, solo
aggiornarla para la oportunidad.
Un artista debe tener amplitud para aceptar otras
propuestas, generosidad para difundirlas si las estima valiosas, grandeza para
reconocer que otros colegas tienen opiniones tan valiosas como las suyas.
Un artista debe conmover. Y no solo por el virtuosismo de su
obra. Muchas veces pueden admirarlo por ello, pero es probable que el público recuerde
solo un pasaje, una nota, un verso, un color, un gesto, una nimia parte de todo
lo que expuso: esa que llega al alma.
Un artista debe eliminar sus egos de su obra. Debe considerar
que si bien él es importante, mas lo es lo que transmite, y mas aún, quien lo
recibe. Cuando respeta esta secuencia, el éxito es probable, cuando la invierte,
lo mas probable es el fracaso.
Un artista debe estar al servicio de su público. Que no
quiere decir que caiga en el facilismo de hacer o decir lo que aquel quiere ver
u oír, sino que al intentar una comunicación no debe perder de vista que es más
fácil comunicar una propuesta auténtica y honesta que otra metamorfizada de
algo que él no siente…
Un artista debe ser consciente de su rol y asumirlo sin
traumas. Debe comprender que es el vehículo entre una creación (propia o ajena)
y el receptor, y que ese eslabón es clave en el éxito y la permanencia de una
obra: una obra mala pero con un buen interprete puede perdurar, pero una obra buena
con una mala interpretación puede desaparecer!!!
Un artista debe tener siempre presente que el público puede admirar
a los genios, pero solo se identifica con ellos cuando les reconoce la grandeza
de no hacerle notar la diferencia.
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