Considerándolo como un espectáculo, posee colores, formas, plástica,
sonidos, que le dan un sesgo artístico. Es arte vivo, cambiante aun dentro de
las fronteras un poco estáticas de sus
reglas, pero estimulando la creatividad, la habilidad, la inteligencia…Para mí
el futbol es algo así como una expresión artística siempre contemporánea.
Pero, además, visualizándolo estrictamente como una
contienda deportiva, es uno de los deportes más democráticos que conozco.
No es exclusivo ni elitista. Al futbol se puede jugar tanto
en los países más ricos como en los más pobres… Su práctica está habilitada
para todos los estratos de cualquiera de las estructuras sociales del planeta
Tierra, independientemente de su poderío económico o político.
Tampoco es excluyente. El futbol no excluye de su práctica a
nadie por ningún motivo: ni físico, ni religioso, ni filosófico. Lo practican
los bajos, los altos, los de físicos bien desarrollados, los más débiles, los
hombres, las mujeres, los católicos, los musulmanes, los creyentes, los ateos,
los heterosexuales, los homosexuales, los de tez blanca, los de tez oscura… Y lo mas importante aún, es que en su práctica
efectiva se mezclan sanamente muchas de aquellas cosas que separan a los humanos
fuera del perímetro de una cancha de futbol: tanto sean compañeros como
rivales, los jugadores no enfatizan esas diferencias entre si sino que –simplemente-
no las tienen en cuenta. Y si algún desborde se desliza, en la gran mayoría de
los casos es por la pasión de la contienda.
Siendo el futbol un deporte colectivo, como en un alarde
genial de la ingeniería humana, esos valores a priori tan contradictorios como discriminantes fuera de una
cancha, se amalgaman y potencian más aun dentro de la misma. Todo en búsqueda de
un triunfo, una meta tan efímera en tiempo y espacio, que por estos días de
Mundial puede tener una repercusión a nivel planetaria pero a veces a una
escala tan pequeña como la gloria en el barrio del cuadro la tarde después del
triunfo…
Por eso siempre me gustó el futbol. Un deporte que
democratiza los seres humanos que lo practican. Porque les pasa el rasero de la
igualdad, remarcando el mensaje de que cada uno descollará en
función de sus habilidades personales pero puestas al servicio del colectivo.
Por estos conceptos y muchos más el fútbol es el deporte
universal por excelencia. En especial, porque todo el Mundo puede entenderlo
porque gran parte de ese Mundo alguna vez pateó una pelota aunque más no fuera
en el recreo de una escuela en el lugar más remoto de la Tierra. O sea, es un
deporte opinable por ser conocido.
Lo paradójico, en mi opinión, es que este deporte tan
democrático sea gobernado por una monarquía establecida hace ya muchos años, en
la cual se traspasan el sillón, el cetro y la corona unos pocos privilegiados que se mueven por el Mundo con su séquito de
obsecuentes. De Sir Stanley Rous a Joao Havelange, de este a Joseph Blatter, y…
¿quién será el próximo?
Monarcas omnipotentes, que lucran con el deporte en su
propio beneficio y/o en el de poderosos sectores privados del campo de la
financiación, los medios de comunicación, marcas de bebidas, de automóviles o
de galletitas… Del poder a la corrupción, obvio, hay un paso muy pequeño.
Y la FIFA no escapa a la tentación de establecer una mínima
sospecha especialmente cuando su propio presidente Josehp Blatter la define
como “una organización sin fines de lucro” (textual) !!!
La FIFA se lleva bien con el imperialismo de todo corte. El
futbol –el que juegan la mayoría de los humanos en todas las canchas- sigue por
suerte aferrando a aquella idea quizá romántica de la competencia sana en
igualdad de condiciones, tanto sea amateur como profesional.
Pero no hay monarquía (por mas absolutista y autoritaria que
sea) que algún día no sea derribada por el pueblo de a pie. La Historia de la
Humanidad está plagada de ejemplos en ese sentido…aunque aún pervivan algunas monarquías
que se pasean por el Mundo en carruajes y visten sus rancios trajes que apenas logran cubrir sus procacidades, sus
inmundicias, y también las cicatrices que la propia Historia les ha marcado.
La puesta en evidencia de la podredumbre de la FIFA ha sido quizá,
fuera de lo estrictamente deportivo, lo que más ha quedado en evidencia en
estos días, multiplicado por la difusión mediática del campeonato del Mundo de
Brasil.
La sanción hacia Luis Suarez que fue autodefinida como
ejemplarizante por la monarquía de FIFA y sus oportunistas y adláteres tan
desleales y corruptos como aquellos, será el bumerang que la Historia un día les devolverá con la violencia y la
precisión de un remate del salteño para cobrarle sin piedad ni contemplaciones las
deudas contraídas…